Disgregatio XVIII: "STOP"
El ancla.
No sé cuándo ni cómo se instaló.
Llegó poco a poco, sin hacer ruido y se clavó en algún rincón de mi alma,
que desde entonces quedó varada en una especie de nada.
Y así han transcurrido siglos de vacio.
Flotando sobre oscuras aguas envenenadas.
El ancla.
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