Disgregatio IX: "PIEDRAS"
Me atraen las piedras, su energía, su singularidad y su permanencia.
Su paso de inmensa mole a grano de arena conservando su esencia original.
Es una pasión innata.
Cuando era una cria que disfrutaba del sol, del mar y de aquellos bosques gallegos cercanos a la playa, donde el olor a salitre se diluía en el aroma de la resina, el eucalipto y los helechos, tenía mi piedra.
Una enorme piedra blanca y gris que asomaba su panza entre toxos de flores amarillas.
Trepaba hasta ella, dejaba que mi espalda se adhiriera a su lomo y cerraba los ojos... Entonces notaba que la roca perdía su frialdad al contacto de mi piel y dejaba que su energía atravesase mis poros, transmitiéndome la fuerza de la madre.
El tiempo y el espacio se hacían relativos.
Y yo ya no era yo, era una nube que flotaba sobre el Atlántico, llena de sal, cálida de sol, húmeda de vida.
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