Y AHORA QUE SE ACABA UN MUNDO...
Ahí está, arriba, muy arriba... El cinturón de Orión. Y un montón de estrellas más, pero no se su nombre. Unas brillan más que otras pero todas tiemblan igual.
Millones de años luz entre ellas y yo. Millones de partículas invisibles. Millones de respiraciones. Millones.
Entre ellas y yo.
Brisa nocturna, luces que se apagan en las ventanas, otras que se encienden.
Y latiendo. Aquí. Pequeñita. En el universo. Nada menos. Siendo oscuridad, cometa y polvo estelar. Aleluya.
Y me pregunto si Dios, Alá, Jehová, Hazetnut, Isis, Thor, o quién o lo qué sea que maneja el cotarro, se ha cansado de tanto rollo y ha decidido pasar de la humanidad. Somos puntitos en un tablero; el ser humano continúa devorándose.
Hambre atrasada en erupción: de poder, de dinero, de fama, de sexo, de justicia, de amor, de alimento... hambre.
Vale, me he puesto en plan cursi transcendental: será la noche, o el camión de la basura, o las cervezas... qué se yo.
Ahí está, arriba, muy arriba... El cinturón de Orión. Y un montón de estrellas más, pero no se su nombre. Unas brillan más que otras pero todas tiemblan igual.
ÉGROE decía que vivos y muertos convivimos en un ciclo inmutable, una espiral de inconsciencia tan grande como el propio Universo, donde siempre miramos para otro lado, porque no queremos descubrir a cuál de los dos grupos pertenecemos...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Puede que sea mejor así, vivir en la ignorancia consentida. Un abrazo , Juan.
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