Disgregatio 43 :"INTERRUPCIÓN" (Inter-erupción)
No hay duda. Estoy diagnosticada. ¡Orate total!
Obviamente, alguien en su
sano juicio nunca sería tan franco pronunciándose sobre sí mismo. ¡Si fuesen palabras lanzadas contra un
congénere, ya sería otra cosa! Calumniar no es locura, es un acto de
cuerdos.
Personalmente, soy feliz de hallarme en este estado de idiotez absurda en
el que me sumí hace... ¡Vaya! No recuerdo cuánto tiempo ha pasado, dejé
de contarlo cuando enloquecí.
Siento orgullo de mi estado demente. Un estado
que me permite disfrutar de la vida de un modo que la conveniencia social no
consiente.
Mi catarsis (según mi médico, crisis nerviosa) fue algo así como un
repentino éxtasis revelador. Quizá parezca exagerada pero yo lo viví así, es mi
realidad, la de mi mente, ¿quién asegura que la verdadera es la tuya?
El caso es que una tarde de noviembre, con la noche caída (es lo que tiene
noviembre, que anochece pronto) salí a tirar la basura agotada tras una tediosa
jornada laboral, aburrida de las tareas del hogar y amargada con la conciencia
de que cuando amaneciese la noria continuaría girando en el mismo sentido. Pisé
desganada el resorte metálico que abre el contenedor, pero la tapa no se
movió ni un milímetro. Di un pisotón más enérgico y el puñetero seguía sin abrir su enorme boca
tragabolsas. Me vi obligada a usar el método manual, un fastidio considerando la
mugre del asidero. Resumiendo, al mirar hacia el suelo buscando un papel para
usarlo a modo de barrera sanitaria entre mi piel y fuese lo que fuese lo que
impregnaba la manilla, descubrí un Mp3 tirado en la acera.
¡Claro que lo recogí! ¿Cómo sino iba a devolverlo?
Curiosa como soy por natura, trasteé en su memoria. Me coloqué los
auriculares, pulsé el on y escuché. Los acordes de una
guitarra se deslizaron hasta mi materia gris, donde cada nota hizo el
efecto de piedra lanzada al lago y nacieron mil y un círculos concéntricos.
Expandiéndose en mi cerebro.
Cada una de mis venas se convirtió en cuerda vibrando
entre los mágicos dedos que la rasgaban.
Fly on, my sweet angel
Fly on throught the sky
Entonces mi cabeza comenzó a balancearse con suavidad, dejándose acunar por
la marea musical que la inundaba. Luego el cuello, los hombros, mis brazos.
Cuando llegó a la cadera ya me estaban mirando los escasos peatones,
cuchicheando entre ellos mientras mi cuerpo se mecía acunado por una voz dulce
y, a la vez, quebrada. No me importó.
Fly on, my sweet angel
Tomorrow I’m gonna be by your side
Mi mente ya zigzagueaba entre las estrellas, dirección al infinito mientras
mis pies apenas eran capaces de sujetarse sobre la tierra.
La música bullía en mis entrañas provocando la erupción de colores que
arrasó mi mundo. Y la guitarra y la voz y mi cuerpo se fundieron en un
único ente.
Fly on, my sweet angel, forever I’m gonna be your
side.
Te entiendo. La única manera de ganar tiempo cuando ya no queda tiempo es la inmovilización. Parar, detenerse, respirar pausadamente, intermitentemente, guardando el aire como si uno estuviera encerrado en un recinto sin rendijas. Y leerte...
ResponderEliminarReduciendo la actividad vital se ganan unos minutos, unas horas, quizá incluso unas semanas, pero muchas palabras perdidas en tu alma...No es un tiempo baldío, lo único que puede hacerse con él, como con la amistad, es preocuparse por prolongarlo. No tiene nada que ver, no, con lo que hacen en los hospitales a los enfermos que agonizan y lo que hacemos en la calle con una porción considerable de todos los que nos rodean sin aportarnos absolutamente nada.
Un abrazo fuerte.
Interrumpirse para interrumpir todo lo demás. Y, reiniciarse cuando...(cada quien como quiera)
ResponderEliminarUn abrazo grande