Disgregatio 42: "LA MIRADA CIRCULAR"



De donde vengo la montaña sangra carbón entre robles, encinas , castaños y  pinos.
La niebla despierta antes que la aurora, lamiendo el círculo de picos que rodea esta mágica tierra tan hermosa como maltratada. 
De donde vengo la montaña pare ríos  que saltan entre rocas de musgo y acebos con hojas espejo.
El sol se oculta dejando una estela de nubes anaranjadas, grises, azules y blancas. 

Añoré un mar que no veía hasta que aprendí a mirar y supe de las montañas y de sus nombres, de manantiales y caminos escondidos, de cuevas y riscos, de osos y lobos. Supe de vida,  de muerte, de estrellas, de cometas errantes...

Comprendí mis raíces, amé mi esencia y descubrí que siempre estuviste. Ahí. Latiendo sin hacer ruido. 

Hoy me desperté echándote de menos. Quizá porque el cielo, hoy, despertó envuelto en una luz diferente, azul de siempre pero con un brillo singular ,dorado y anaranjado. Las nubes rotas, como de  confeti . Y maldije mi costumbre de no llevar cámara. 

Momentos que,  espontáneamente, nacen para desaparecer. 

Hoy he tenido la fortuna de ver dos colores amándose. Y te he echado de menos. Faltaba tu olor.




Comentarios

  1. Él era muy complejo, jamás lo entendiste del todo y eso hizo que lo amases más, como un misterio fascinante que nunca deja de embobar. Estoy seguro que, a lo largo de tu vida, llegaste a tocar la eternidad. En cualquier caso, se ve, cada vez que te leo, que la buscas. El eterno instante amoroso. Una unión espiritual, no corporal, con aquel amor que provoque la salida del tiempo...Tocar la eternidad. Vivir como los dioses...Sólo un día, un instante se puede vivir así, porque la vida es tiempo y eso no es tiempo, es su negación: La mirada circular...Y eso basta.
    Nadie mantiene los sueños siempre. Son producto de la edad. Pasados los años, desvenacidos aquellos. Sólo queda admirar la belleza del mundo desde la como el pacto con la realidad y la vida.

    Un abrazo fuerte.

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  2. Cuando era una niña me daban mucha pena los asnos atados a una noria, condenados a dar vueltas en pos de una zanahoria que no van a alcanzar. Yo me preguntaba por qué el animal no se daba cuenta del engaño y mi abuela me lo explicó: "Filla, el burro no se detiene porque lleva puestas unas anteojeras que solo le permiten ver lo que está a su frente. Él cree que recorre un camino hacia delante, en pos de su zanahoria" Y pensé que el burro, ciertamente, era un burro...
    Con el paso de los años he descubierto que yo misma he estado dando vueltas sin saberlo, hasta que fui consciente de mis anteojeras y me las quité. Aprendí a mirar en circular y fuí consciente de mi círculo. Entonces, cesé de perseguir una zanahoria que dejó de parecerme excepcional.

    Un abrazo fuerte.


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