Disgregatio 33: "POSEIDA"

La descolorida princesa sin sonrisa, harta de llorar por ser la de los labios de fresa, se hizo con una sierra eléctrica y despedazó su clave sonoro. Luego quemó los escombros en el salón y danzó y danzó alrededor de la pira hasta que solo quedaron cenizas. Entonces, por fin riendo, en su enredada melena prendió la puñetera flor.

Comentarios

  1. La música no proporcionaba a la princesa ningún saber esencial pero, como enseñaron los sabios antiguos del reino, acostumbraba al alma a la medida que lo proporciona. Había regado cuidadosamente aquella flor en el jardín con la esperanza de ser un día capaz de prederla y pisotearla con la paroxística ferocidad de un salvaje...


    Un abrazo fuerte.

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