Disgregatio 26: " RACIONALIDAD IRRACIONAL"


Hubo un tiempo en el que el telediario tenía tres ediciones con contenidos diferentes y  tras la última, emergía en la pantalla el escudo de nuestra bienamada patria al son del himno nacional. Era entonces cuando medio adormilada, en un acto cotidiano e inconsciente, me desincrustaba del sofá para enfundarme en la cama.

Luego llegó la televisión nocturna, unas pocas horas durante las cuales, los viernes, se emitía un ingenuo cine X . La curiosidad agitaba mi mente adolescente y me mantenía pegada a la pantalla en una especie de vigilia morbosa, a pesar de la expresa prohibición paterna de tan siquiera asomar la mirada a ese mundo inmoral que, a través del televisor, se colaba  en su casa.

El paso de los años alargó la programación, alguien advirtió que el insomne es presa fácil de  teletienda y las horas de sueño se han llenado de utensilios absurdos, sin olvidar los concursos fraudulentos presentados por mujeres tan exuberantes como ignorantes (no se enfade nadie por el estereotipo) La noche se ha poblado de redifusiones, repeticiones de series exitosas en su momento, programas del tarot donde supuestos adivinos inundan de augurios (caras expectativas de felicidad) el TDT a 1,50 euros el minuto, IVA aparte. 
 

¡Ay! ¿Dónde quedó la Bola de cristal?

Ahora, aquella tríada de telediarios ha mutado a uno, da igual el canal, repetido tres veces ( por lo visto lo único invariable es lo del trío) rellenado con noticias generales sobre la crisis, el penúltimo cataclismo, el enésimo atentado en cualquier parte del mundo, la asesinada por quien dice amarla, las corruptelas del político de turno, supuestos reportajes “informativos” donde nos venden inútiles productos subliminalmente, alguna calumnia  y  recortes curiosos . Uno de estos recortes ha llamado poderosamente mi atención, una historia  donde se refleja la prepotencia de esta especie nuestra, denominada humana.  

En el Zoo de un estado de los USA (discúlpenme ustedes la laguna nominativa pero no presté atención al inicio de la anécdota) vivía un chimpancé macho despreciado por el resto.
En ningún momento se explicó el  motivo de tal discriminación, el asunto no debe ir con la línea editorial de la cadena o a nadie le ha importado la razón. Quizá se trate de un mono anarquista con ideas radicales respecto al reparto de plátanos, bien pudiera ser un primate iluminado de esos que aman a sus congéneres, o...  de acuerdo, dejaré de hacer conjeturas absurdas. Tengo tendencia a irme por las ramas, aunque en este caso...
Asimismo, en otro rincón de los USA, en otro Zoo muy, muy lejano, un chimpancé hembra se hallaba triste y desconsolada pues su compañero había pasado a mejor vida  (aquí sí dan datos, importante motivo debe ser “no tener  can que  te ladre”)
Una más una son dos, debió pensar alguna mente preclara: si juntamos al simio con la simia solucionamos ambos conflictos. El uno, su marginalidad y la otra, su soledad ¡Cómo debe satisfacer ser tan inteligente...!

Sin embargo una cosa es lo planeado y otra, bien distinta, el resultado. Por lo visto la pareja no se soporta y es más probable que acaben a tortas en lugar de engendrar un bebé chimpancé.
En nuestra racional soberbia nos empeñamos en creernos los únicos capaces de amar o de elegir a nuestros amigos, sin detenernos a pensar que compartimos con los primates el 97 % de los genes. Y visto como evolucionamos, días como hoy, pienso que ese tres por ciento de diferencia genética nos sobra.



Todo mi apoyo al LABORATORIO SOCIAL DE LEON y a la gran labor que hacen por una cultura libre. Somos muchos los que reconocemos vuestro valor. Gracias.
 

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