Disgregatio 64: "TEJIENDO SUEÑOS"




Deshacerse de todas las cosas que él acumuló resultó ser una tarea liberadora. Había tardado mucho tiempo en decidirse a hurgar en los armarios. Quizá esperaba que ellos mismos vomitaran aquel singular caos de objetos. Ahora, mientras observaba la tapa entreabierta del contenedor atiborrado, respiraba mejor. 
Con la faena rematada.

Regresó a casa y escuchó el silencio.

Abrió el grifo, dejó que el agua llenara sus manos para hundir en ellas la cara. El frió despertó su piel dormida. Repitió tres veces el mismo gesto, como siempre, pero en esta ocasión no buscó  a tientas la toalla; alzó la cabeza, se miró en el espejo. Mil gotas resbalaban sobre sus mejillas. Sentía ese cosquilleo que casi escuece, pero no las secó.
Hipnotizada.
Ahí, su nariz, partida hace infinitos mundos. Sonrió. Ya no dolía, nunca volvería a doler.





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